Thursday, September 27, 2012

Heidegger y Ortega.

Somos historia, decía Ortega, y, por tanto, la suma de todo el logos pretérito que determina nuestro ser.

Decía el filósofo de las circunstancias que su empresa como pensador consistía en superar la filosofía de Kant, de Descartes y de los antiguos, pero, atención, conservándolas, ya que, sin la conservación y transmisión de los logros del pensamiento humano a lo largo de la historia, no hubiésemos podido progresar.
De hecho, Parmenides, Platón y Aristóteles, Descartes, Kant... todo el pensamiento anterior, en tanto que asimilado, se conserva y se transmite de generación en generación.
Algo parecido decía Heidegger cuando abogaba por superar la historia para, así, mirando hacia el futuro desde una nueva perspectiva, poder hallar el sentido del ser. La historia, según Heiddeger no debía ser negada ni asumida, sino asimilada.
Estamos hablando, en definitiva, del desarrollo cognitivo de Piaget, pero desde una perspectiva filosófica; perspectiva que haría suya Jacques Derrida para dar forma a su deconstructivismo.
Lo que el hombre hace en realidad es asimilar nuevos conocimientos y acomodarlos a los ya preexistentes, buscando un equilibrio entre los mismos (Piaget) o superando el logos heredado a través de nuevas propuestas (Ortega y Heidegger).
Lo que nunca ha hecho el ser humano es desterrar, erradicar o borrar por completo, parte de su historia por tal de "comenzar de cero", por tal de negarse a sí mismo y rehuir de la responsabilidad de llegar a ser quien realmente es.
Solo ha habido en la historia una ideología, pseudomoral eslava en palabras de Ortega, que se haya obcecado en negar la tradición y el logos heredados de la historia: el marxismo.
Ortega apostaba por la superación aristoi (creadora) vs la negación revolucionaria (destructora) pues la superación conservaba el logos (tradiciones y legado histórico-cultural) para aspirar a mejorar y progresar socialmente, mientras que la negación pretendía transformar la realidad rompiendo con el pasado, borrándolo de la historia a través de la destrucción de valores.
Las influencias políticas de la filosofía raciovital de Ortega son claras y se oponen por completo al afán "anti" (antivital y antihumano) del marxismo y de las revolucionarias tesis comunistas.
Repetimos: progresar implica superar, pero en absoluto negar la historia ni el logos heredado o transmitido por la misma.

Las naciones:

Desde la perspectiva raciovitalista una nación es un proyecto de vida futuro (el proyecto de vida en potencia que sería el dasein heideggeriano)
Hablamos del Ser en potencia o del Ser como posibilidad, porque si bien es cierto que somos historia y ésta nos determina, no debemos olvidar que el imperativo vital nos insta a superar el pasado a través de un continuo elegir entre diferentes trayectorias de vida posibles. Repito: superar, que no negar.
Así, a lo largo de la historia, las naciones, como las personas, se han enfrentado a encrucijadas vitales, a diferentes posibilidades del ser (trayectorias) ante las cuales fue forzoso elegir.
La posibilidad, por tanto, acabará obligando al ser a elegir, haciendo que perdure en la historia una trayectoria de vida real (la elegida) pero también quedando en la memoria todas las demás trayectorias posibles, que pudieron ser potencialmente elegidas en determinado contexto histórico, mas nunca fueron reales.
Veamos un ejemplo:

La nación española llegó a ser, es decir, tuvo y tiene una auténtica razón histórica, en tanto su trayectoria real fue la elegida de entre otras muchas trayectorias que solo fueron posibles.
La nación catalana no es, en tanto su trayectoria histórica quizás fue posible, mas nunca fue elegida por el destino como real.
La filosofía orteguiana, a través de la comprensión del ser, de su razón o sentido histórico, hace un análisis impecable para demostrar quienes somos realmente.

Nadie, hasta la fecha, ha podido rebatir tan impecables como veraces argumentos, razón por la cual Ortega ha sido estigmatizado y atacado ad hominem constantemente, tanto por los revolucionarios marxistas negadores del sentido del ser, como por los nacionalismos particularistas obcecados en negar la historia, haciéndonos creer que la trayectoria nacional de Cataluña, que quizás fue posible en algún momento, llegó a ser real.

Las personas:

Los seres humanos también somos el resultado de las sucesivas elecciones que realizamos a lo largo de nuestra vida.
Veamos un ejemplo:
A un estudiante se le presentan dos opciones o trayectorias vitales posibles: cursar Derecho o arte.
El estudiante elige cursar Derecho y, así, dicha opción o trayectoria posible se convierte en su trayectoria VITAL real.
Pero, pasados los años, el estudiante se arrepiente o no está satisfecho con su elección, razón por la cual decide ser artista. Ahora tendrá dos opciones: negar su trayectoria vital real, reivindicándose artista porque así se siente él, o superar su realidad empeñándose a fondo para cursar la carrera de Bellas Artes. Pero, en cualquier caso, no podrá quejarse si todos le consideran lo que de hecho es: un licenciado en Derecho.

Así, de manera parecida, Cataluña tendrá las mismas opciones que nuestro desorientado estudiante: negar su realidad española y reivindicarse como nación aliena a la misma, porque así lo han decidido sentimentalmente un puñado de políticos que han condicionado las voluntades populares, o superar su realidad actual, autoafirmando sus rasgos identitarios pero reconociendo sus auténticas y reales raíces españolas.





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